Por Fernando Sánchez Muñoz, cronista
124 años después de iniciada la
construcción, la Iglesia de La Basílica en Quito, se levanta majestuosa y rica
no solo en cultura mundial, sino en tradiciones.
El templo de estilo neogótico más grande de
América, tiene figuras mitológicas europeas que posan sobre la capilla del
Sagrado Corazón de María; y, gárgolas de animales endémicos del Ecuador como el
cóndor, en la Torre de los Cóndores a 115 metros de altura, elevación mínima
que requieren estas aves para volar. También
hay galápagos, armadillos, iguanas, monos,
pumas que sirven como bota-aguas.
La creencia originaria del medioevo dice que
“las gárgolas ayudan a espantar a los malos espíritus”; la tradición quiteña asegura que “las gárgolas
toman vida pasadas las doce de la noche”.
La cultura europea y americana comparte
espacios en la Iglesia y Convento de La Basílica, donde guardan cuatro mil
obras de arte. El cuadro original del
Sagrado Corazón de Jesús del siglo XVI pintado en Roma; la figura de la Virgen
de Guadalupe traída de México; o figuras de artistas de la Escuela Quiteña de
Caspicara.
Como manifiestan algunos
turistas, “la carga simbólica cultural de La Basílica supondría que funcione en
sus exteriores: librerías, cafeterías de arte o talleres de pintura y escultura”.
Sin embargo, bajo el pretil se ha
desarrollado como tradición desde hace más de 30 años, almacenes de electrónica.
Uno de los primeros GS Electrónica de
Georgina Salas; SIEC de Luis Vaca; H&L de Hilda Herrera y otros almacenes
similares. Todos requeridos a diario por
estudiantes de colegios e institutos tecnológicos y personas de todo el país, que
buscan material electrónico para prácticas, repuesto o arreglo de
electrodomésticos. Incluso pueden encontrar todo tipo de agujas para tocadiscos
antiguos.
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